DEFORESTACION
Uno de los problemas globales más
importantes es la deforestación, se le conoce así a la destrucción a gran
escala del bosque por la acción humana. Avanza a un ritmo aproximado de unos 17
millones de árboles por año. La deforestación no es lo mismo que la degradación
forestal, que consiste en una reducción de la calidad del bosque. Ambos
procesos están vinculados y producen diversos problemas. Pero, ¿Qué puede
causar la deforestación para que sea tan grave éste problema?
La deforestación puede producir erosión del suelo y
desestabilización de las capas freáticas, lo que a su vez favorece las inundaciones
o sequías. Reduce la biodiversidad (diversidad de hábitat, especies y tipos
genéticos), lo que resulta sobre todo significativo en los bosques tropicales,
que albergan buena parte de la biodiversidad del mundo. Los procesos de
deforestación son, por lo general, más destructivos en los trópicos.
La deforestación tropical aumenta
rápidamente a partir de 1950, con la ayuda de maquinaria pesada. Desde
entonces, el crecimiento de las poblaciones humanas ha llevado también a la
destrucción de zonas forestales por la vía más difícil, a mano. Las tasas
anuales de deforestación en 52 países tropicales prácticamente se duplicaron
entre 1981 y 1990.
La mayor parte de los suelos
forestales tropicales son mucho menos fértiles que los de las regiones
templadas y resultan fácilmente erosionables al proceso de lixiviación, causado
por la elevada pluviosidad que impide la acumulación de nutrientes en el suelo.
No obstante, las políticas coloniales se basaban en el supuesto, equivocado, de
que un bosque exuberante significaba suelos fértiles. Pretendían conquistar los
bosques, sobre todo para destinarlos a los cultivos comerciales y la
agricultura, y han dejado un legado de suelos exhaustos.
Si hoy la deforestación se considera
un problema, antiguamente se pensaba que contribuía al desarrollo nacional. El
capital forestal fue liquidado y reemplazado por otras formas de capital para
generar alimentos, materias primas, energía o infraestructuras. En las regiones
templadas la agricultura se ha basado en la eliminación de los bosques
aprovechando la fertilidad de sus suelos. La mayor parte de las áreas boscosas
de Inglaterra habían quedado deforestadas en 1350.
En la Europa continental y en América
del Norte, la deforestación se aceleró durante los siglos XVIII y XIX, con el
fin de despejar tierras y dedicarlos a cultivos alimentarios para abastecer a
las ciudades industriales y hacer frente a las necesidades de combustible y de
materiales de construcción. Desde entonces, la creciente productividad agrícola
ha permitido que buena parte de las tierras agrícolas de las zonas templadas
reviertan al bosque.
En 1980 y 1990, las tasas anuales de
deforestación fueron de un 1.2% en Asia y el Pacifico, un 0.8% en Latinoamérica
y un 0.7% en África. La superficie forestal está estabilizada en Europa y
América del Norte, aunque la velocidad de transición del bosque de hace algunas
décadas a otras formas en América del Norte es elevada.
La cultura y el conocimiento de
muchos pueblos han evolucionado a lo largo de los años, muy ligados a los
cuidados del bosque y van desapareciendo junto con éste, al ser cada vez más
restringido el acceso al bosque y ser mermados sus derechos tradicionales por
los gobiernos. La deforestación afecta al medio de
vida de entre 200 y 500 millones de personas que dependen de los bosques para
obtener comida, abrigo y combustible. La
deforestación y la degradación pueden contribuir a los desequilibrios climáticos
regionales y globales. Los bosques desempeñan un papel clave en el
almacenamiento del carbono; si se eliminan, el exceso de dióxido de carbono en
la atmósfera puede llevar a un calentamiento global de la Tierra, con multitud
de efectos secundarios problemáticos.
Como nos damos cuenta, es un problema
que va a la alza y que nos puede traer consecuencias gravísimas, aunque algunas
de ellas ya son muy presentes y notables. Es un hecho, que el ser humano ha
logrado destruir poco a poco su propio hábitat y que no tiene conciencia del
daño que se hace a sí mismo. La solución está en nuestras manos.
¿Qué hacer?
Tal vez puedes pensar que con tu
ayuda no se puede lograr mucho, pero si difundes éste mensaje por las redes
sociales y con tus familiares y amigos, esto se puede hacer masivo y poder
aportar un granito de arena a tu propio planeta. Por ejemplo, podemos motivar a
la plantación de árboles jóvenes, ya que si esperamos a que se planten las
semillas, nos llevará años su crecimiento. Los árboles jóvenes irán creciendo
poco a poco y podrían sustituir, a su debido tiempo, los árboles talados.
Evitar la tala de árboles es un recurso poco probable, porque tomaría mucho
recurso financiero pero si no podemos evitar que más árboles desaparezcan,
podemos hacer que unos nuevos aparezcan.
Que
esto ya no sea Deforestación, que sea Reforestación…
Colaboradores: Carolina Gpe. Infante Galván.
Denis
Eunice Robles Sánchez.
Viridiana
Alonso Hdz.
Kenia
Melissa Rdz. Estrada.
José
Juan Hiracheta Rdz
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