domingo, 2 de marzo de 2014

¿Qué es la huella de carbono?



La Huella de Carbono
La huella de carbono es una manera de medir el impacto ambiental que ejercen las actividades cotidianas con respecto al cambio climático. Se refiere a la cantidad de gases de efecto invernadero que cada individuo produce a través de sus actividades diarias, ya sea al utilizar algún aparato electrónico, transportarse en automóvil, etc.
Existen dos tipos de huella de carbono. La huella primaria es la cantidad de CO2 u otros gases invernadero que uno produce directamente, de sus propias acciones. La huella secundaria habla sobre la cantidad de CO2 u otros gases invernadero que se producen en el proceso de manufactura y descomposición de todo lo que se adquiere y se desecha.
La huella de carbono se puede medir en kilogramos o toneladas, calculando la cantidad de gases invernadero producidos por cada actividad realizada. El cálculo no es muy preciso, pero ayuda a concientizar acerca de cuánto se produce y por ende basarse en ello para mejorar los hábitos.

La huella de carbono mide el CO2 en el ambiente, el cual es responsable por el efecto invernadero y el acelerado aumento de su producción en los últimos años, causando cambios bruscos en el clima de todo el mundo y, entre otras consecuencias, el deshielo de los polos.
El deshielo hace cada vez más imposible a los osos polares vivir en el ártico, también se pierde gran parte del porcentaje de agua dulce que se encuentra en el hielo de los polos, la cual va a dar al océano aumentando el nivel de los mares e inundando pequeñas islas y costas, poniendo en riesgo la vida de muchas personas.

El aumento de temperatura ha causado cambios bruscos en el clima, un aumento en el número de desastres naturales y graves sequías alrededor del mundo. A causa de esto, el cambio en el clima afecta directamente a las personas con golpes de calor, deshidratación y enfermedades; además de estos problemas, provoca graves sequías en lo que antes eran campos de cultivo, al igual que complicaciones relacionadas con la pesca; las sequías junto a los cambios de clima ocasionan dificultades en la agricultura y el comercio, aumentando el precio de varios productos y afectando a la economía mundial además de haber aumentado la incidencia de incendios forestales en las últimas décadas.



¿Qué son los bonos de carbono?
Los bonos de carbono son un mecanismo internacional de descontaminación, para reducir las emisiones contaminantes al medio ambiente; es uno de los tres mecanismos propuestos en el Protocolo Kioto. El sistema ofrece incentivos económicos para que empresas privadas contribuyan a la mejora de la calidad ambiental y se consiga regular la emisión generada por sus procesos productivos, considerando el derecho a emitir CO2 como un bien canjeable y con un precio establecido en el mercado. La transacción de los bonos de carbono —un bono de carbono representa el derecho a emitir una tonelada de dióxido de carbono— permite mitigar la generación de gases invernadero, beneficiando a las empresas que no emiten o disminuyen la emisión y haciendo pagar a las que emiten más de lo permitido.
Las reducciones de emisiones de GEI se miden en toneladas de CO2 equivalente, y se traducen en Certificados de Emisiones Reducidas (CER). Un CER equivale a una tonelada de CO2 que se deja de emitir a la atmósfera, y puede ser vendido en el mercado de carbono a países Anexo I (industrializados, de acuerdo a la nomenclatura del protocolo de Kyoto).
Existen varios tipos de bonos dependiendo de la manera en que hayan sido generados.
        Certificados de Reducción de Emisiones (CERs)
        Montos Asignados Anualmente (AAUs)
        Unidades de Reducción de Emisiones (ERUs)
        Unidades de Remoción de Emisiones (RMUs)

Sin embargo, se puede contribuir para reducir la huella de carbono a nivel individual. Los procedimientos no son necesariamente costosos ni complicados de implementar; por el contrario, consisten en seguir el sentido común y en el optimizar los energéticos con los que contamos. A continuación se mostrará una lista que pretende atajar unos cuantos puntos básicos:
1. Aislar la casa térmicamente: al implementar un aislante térmico se logrará que el edificio en cuestión sufra cambios de temperatura más lentamente. Esto conllevaría a un menor gasto energético, ya que los aires acondicionados y calentadores requerirían menos uso; en efecto, se estaría reduciendo el valor energético que se consumiría por vivienda. Lo que desemboca a…
2. Dar mantenimiento a los sistemas de enfriamiento o calentamiento: ambos aparatos previamente mencionados consumen energía para regular la temperatura de un edificio en cuestión. Es importante mencionar que factores como el uso y el polvo pueden reducir la eficacia con los que dichas máquinas operan, causando en consecuencia un desempeño más pobre y un mayor gasto de energía para lograr el efecto deseado.
3. Reemplazar los focos incandescentes por lámparas fluorescentes compactas (CFL): está demostrado científicamente que los CFL consumen hasta un 75% menos de energía que un foco incandescente.
4. Mantener apagado los dispositivos electrónicos que no estén en uso: no se requiere un doctorado ni algún título ingenieril para deducir que los dispositivos consumen electricidad mientras permanezcan perdidos. Por lo tanto, desconectarles mientras estén en desuso representará un ahorro energético considerable.
5. Utilizar el agua fría siempre que sea posible: el agua caliente requiere más energía que la fría por el simple hecho que la primera tiene un gasto energético de por medio. Si el clima es bastante cálido, se puede aprovechar el agua no calentada. De la misma manera se puede aprovechar este recurso de impacto energético menor cuando no sea necesario usar el agua caliente: para lavar los platos y las prendas, para cocinar, para regar el jardín, entre otras.
Fuentes:
http://vidaverde.about.com/od/Ciencia-y-naturaleza/a/Conoce-Tu-Huella-De-Carbono.htm
http://cambioclimatico.inecc.gob.mx/sectprivcc/mercadobonoscarbono.html

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